Apariencia y origen del Cardo mariano:

El cardo mariano es una planta medicinal conocida desde hace 2000 años. Proviene de la zona Mediterránea desde donde se extendió poco a poco, primero en Europa y más tarde también en otros continentes. Actualmente la superficie dedicada al cultivo del cardo marino en Polonia alcanza cerca de 2000 hectáreas. Las plantaciones de esta planta se encuentran principalmente en Wielkopolska, en Kujawy y en la región de Lublin. Se cultiva la variedad Silma, desarrollada en el Instytut Roślin i Przetworów Zielarskich (Instituto de Plantas Medicinales) de Poznań.

Durante la germinación, en la superficie de la tierra aparece primero un cotiledón liso y grueso y que luego se convierte en una roseta formada de hojas. A continuación, aparece un vástago rígido y ramificado que, en condiciones favorables, crece hasta una altura de 1,7 m. Los bordes de las hojas tienen lóbulos irregulares y espinas con características y extensas manchas blancas. La inflorescencia está compuesta de brácteas externas en forma de pincho curvo con espinas laterales y flores de color rosa intenso o azul-violáceo. El cardo mariano florece desde finales de junio hasta la mitad de agosto. Los frutos son aquenios de color oscuro, provistos de vilano. Durante la etapa de maduración, los capítulos se abren completamente y los aquenios son diseminados por el viento, provocando no sólo pérdidas en las cosechas, sino también favoreciendo la aparición de las malezas.

Efecto y uso del Cardo mariano:

En medicina se utiliza el fruto de cardo mariano – Silybi Mariani fructus. La materia prima contiene 0,7% de flavonolignanos (llamados silimarina, compuestos de silibina, silicristina y silidianina), alrededor de 0,08% de aceite volátil, flavonoides y aminas biogénicas.

La silimarina tiene un efecto antagónico con respecto a numerosos factores que dañan el hígado. Estos son, entre otros, los venenos de la Amanita phalloides, conocida como oronja verde, tales como faloidina, α-amanitina, lantánidos, tetracloruro de carbono, galactosamina, tioacetamida y el virus hepatotóxico FV3 característico de los animales de sangre fría.

La eficacia terapéutica de la silimarina se basa en dos mecanismos de acción: en primer lugar, la silimarina cambia la estructura externa de la membrana celular de los hepatocitos, de tal manera que las sustancias tóxicas para el hígado no pueden penetrar dentro de la célula. En segundo lugar, la silimarina estimula la actividad de la polimerasa A núcleolar y, como consecuencia, aumenta la síntesis de la proteína ribosomal. Esto se traduce en una capacidad para estimular la regeneración del hígado y la formación de nuevos hepatocitos.

Debido a una óptima actividad citoprotectora, anticancerígena y anti-inflamatoria la silimarina puede aplicarse en dermatologia para la protección de la piel. Debido a la cantidad significativa de ácidos grasos esenciales presentes en el aceite de cardo mariano, responsables de la función del precursor de las prostaglandinas, el aceite interesa cada vez más a los fabricantes de cosméticos. Para la producción de cremas, se utiliza el aceite de cardo mariano que contiene 1% de silimarina y protege las membranas celulares de los radicales libres. Según la información proporcionada por los fabricantes, el conjunto de flavonolignanos presentes en las cremas reduce el enrojecimiento, ilumina la piel y mejora la capacidad de regeneración de la piel.

Los frutos del cardo mariano, debido a su rica composición química y sobre todo gracias al contenido de la silimarina, pueden ser un componente de valor en una alimentación funcional. La utilización de los frutos del cardo mariano molidos como suplementos del pan podría asegurar una protección sistemática del hígado. El alto contenido de aceite con una rica composición de ácidos grasos y fibra dietética debería tener función nutricional.

Digestitabs

Lorem ipsum dolor sit amet, consectetur adipiscing elit.

Aenean pretium